jueves, 12 de abril de 2012

Paradigma: “Los niños que son buenos en mate, son inteligentes” y... ¿Los qué no lo son?


Debido a los cambios de trabajo de mi papá, estuve en varios centros educativos (5 escuelas y 3 colegios), dentro y fuera del Valle Central de Costa Rica.

Sin importar donde se encontraba la escuela o colegio al que asistí (ciudad o zona rural), el patrón de medida con que se distinguía a quien era "inteligente", era casi siempre el mismo... Si es bueno en "mate", es inteligente.

Pero, que pasa con el que no destacaba en matemática? Con el que era la estrella del equipo de futbol (o de cualquier otro deporte) o el líder de la banda del "cole", pero que pasaban "de milagro" al final del año?

Estos tipo de estudiantes eran (y son) considerados muchas (muchisimas) veces, menos inteligentes, que sus pares aficionados a las ciencias exactas.

¿Es justa esta "definición" de inteligencia?...

Hoy en día se sabe que hay por lo menos 8 tipos de inteligencia, según distintas capacidades o habilidades que pueda tener una persona1; inteligencia lingüística, inteligencia lógica-matemática, inteligencia espacial, inteligencia musical, inteligencia corporal cinestésica, inteligencia intrapersonal, inteligencia interpersonal y la inteligencia naturalista.

Lo anterior indica, que el ser mejor en un campo que en otro, no lo hace ni más ni menos inteligente que otra persona. Lo que si considero es que el grado en que se le saque provecho a esas habilidades, determinará qué tan inteligentes se es.

Para sacar el máximo provecho a las habilidades que se tengan y se lleguen a tener, se recomienda trabajar por desarrollar otro tipo de inteligencia, la emocional2.


Esta viene a ser una combinación de la inteligencia intrapersonal (IP) y de la interpersonal (EP).

Factores de la Inteligencia Emocional
El primer punto es el tener conciencia de sus propias emociones (IP). Hay personas que andan todo el día con aspecto de andar bravos, le hablan feo a todo el mundo, a toda hora y por cualquier cosa, y lo peor, cuando se les pregunta; ¿Por qué esta bravo? La respuesta es, "¡Yo no estoy bravo!". Es lo mismo cuando alguien va por ahí, con cara de estar muriéndose, y si se le dice ¿Qué te pasa? Responde... "Nada".

Si no se es consciente de sus estados de ánimo (de cómo se siente), una persona no está en capacidad de controlar sus emociones (IP), lo cual es el segundo componente de la Inteligencia Emocional. Hay que tener presente que no basta con ser consciente de las emociones, porque si es de esas personas que dicen... "¡Así soy!", se cierra a la posibilidad de buscar a ser mejor. Un ejercicio

El tercer ingrediente es la capacidad de automotivarse en todo momento (IP), aunque nadie alrededor nos anime. Se trata de creer en sí  mismo, siendo objetivo y positivo en todo momento.

Además de tener conciencia y control sobre las propias emociones, y tener la fuerza interna que permita luchar por lo que se quiere, una persona debe de ser capaz de reconocer las emociones de las otras personas (EP). Con esta herramienta, se demuestra que grado de empatía se puede llegar a tener, en otras palabras, que tanto se entiende a los otros.

Por último, se tiene la efectividad con que se manejan las relaciones con quienes están alrededor (EP), en qué medida podemos coordinar esfuerzos con otras personas para alcanzar objetivos en común, que tan eficientes somos para motivar a otros, en fin, tanto liderazgo se puede llegar a ejercer en otras personas.

Se puede ver que para llegar a ser un líder, hay que dominar varios factores, que en conjunto dan una fuerza emocional para afrontar los diferentes retos que se presentan, día a día.

No es fácil trabajar las diferentes áreas, pero una idea que puede ser de utilidad, es tratar de entender como nos ven otros, ya que para quien su forma de actual es “normal”, y no se es consciente de lo bien o lo mal que se trata a sí mismo o a otros. Para desarrollar este ejercicio, se puede pedir a personas de confianza, retroalimentación sobre cómo se manejan cada uno los componentes de la Inteligencia Emocional.
  


Referencias:

2 comentarios:

  1. Primero que todo quiero saludar a una persona que puedo decir que ha influenciado mucho en mi forma de pensar y de vivir la vida, tanto por sus consejos como por sus experiencias.

    Para aportar un humilde comentario sobre el tema, para poder influenciar en el grupo de personas con los que nos desarrollamos en nuestro diario vivir, ya sea estudio, trabajo u hogar, debemos de conocer nuestro interior muy bien, como por ejemplo cosas que molestan,cosas que causan satisfacción personal y laboral.

    Es necesario escuchar a las personas con mas experiencia, pedir consejos, ser un buen oyente, más cuanto se hace una critica constructiva.

    Para lograr ser influyente sobre las demas personas es necesario conocer, sus gustos, sus preferencias, etc. para lograr el compromiso de esa persona con la idea que estamos transmitiendo y que se desea que se desarrolle. Y genios hacen que los inteligentes sigan sus ideas y trabajen para ellos.

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    1. Cesar,gracias por tus conceptos.

      Efectivamente, si no nos conocemos bien nosotros, y por consiguiente no nos podemos entender; no vamos a poder entender y menos guiar a otros.

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