Lo que más me llamó la
atención fue la respuesta que dieron a la pregunta de ¿Cuál es el principal
problema de la escuela de negocios? Uno dijo que eran tantos que no se atrevía
a mencionar alguno en especial. El otro candidato respondió
"desunión", refiriéndose a la poca unión que había entre el
estudiantado.
En cierta forma, ambos
tenían razón, pero el que usó una sola palabra para responder (explicando luego
lo que quería decir con ella) fue el que gano el debate, y después las
elecciones.
Su forma de
comunicarse, directa, puntual y acertada, produjo un efecto positivo en su
mercado meta (votantes estudiantiles), y que fuese visto como un líder
práctico, y ágil para tomar decisiones.
Otro ejemplo de como el estratégico
uso de una palabra puede dar muy buenos dividendos, lo podemos encontrar
en la campaña presidencial de Barack Obama en estoy en 2008.
"HOPE"
("ESPERANZA"), para muchos, se convirtió en el "grito de guerra" del candidato demócrata,
reflejando lo que Obama como líder buscaba representar para el pueblo estadounidense.
Si bien
"HOPE", no fue creada ni por Barack, ni por su equipo de asesores1;
surtió un efecto más que positivo para los intereses del partido demócrata...
Los dos líderes de los
que hemos hablado, han capitalizado en buena forma el uso inteligente de una
palabra; pero ¿Puede darse el caso de que un líder sin decir una sola palabra,
logre sus objetivos? Mi respuesta es sí, y como ejemplo voy a utilizar a Don
Rodrigo (Ruy) Díaz de Vivar, "El Cid Campeador"2.
El "Mio Cid", fue un noble de castilla que luchó contra los
árabes que habían invadido lo que hoy conocemos como España. Su forma de ser le
generaba lealtad y admiración entre los suyos, y respeto por parte de sus
adversarios.
En batalla estaba
siempre con sus hombres, fuera del mismo, era una persona de principios y
valores, cristiano ferviente, esposo y padre amoroso. El "Cid
Campeador" con su sola presencia inspiraba (lideraba) a su gente3 4 5,
incluso aunque no estuviese con vida.
Se dice que Ruy Díaz de
Vivar falleció a la víspera de una batalla. Sin la presencia de su líder, las
tropas españolas estaban en desventaja ante los árabes; los que a su vez, rumoraban
sobre la posibilidad de que el líder español estuviese muerto.
La sorpresa fue inmensa
cuando el día de la batalla, apareció el "Mío Cid" vestido con su
armadura y montado en su caballo6 Al verle, los soldados castellanos
tomaron confianza y los moros se llenaron de temor, lo cual se tradujo en una
victoria de los hombres del "Cid Campeador".
Ruy Díaz de Vivar había
muerto, pero su liderazgo no. Su esposa sabía que vivo o muerto, Rodrigo tenía
que estar en el campo de batalla, su sola presencia inspiraba a las tropas; así
que ordenó guardar en total secreto la noticia de su muerte y alistarlo para
que pudiese (bien amarrado a su caballo), salir a la vista de todos.
Si bien, por lo lejano
de la época, es difícil asegurar la veracidad de esta historia; es un hecho que
el liderazgo del "Mío Cid" motivó y sigue motivando a muchas
personas... Aunque ya no diga ninguna palabra.
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